El consumidor sabe lo que quiere y a pesar de lo que plantea la Norma del Ibérico es evidente que el 100% ibérico puro no es el mejor. Y es que la norma parte de un error, todas las modificaciones que se han recogido en ella tienen como base la afirmación: el producto 100% puro es el mejor, y no es cierto. El Ministerio parte de esta premisa que no la ratifican ni los profesionales del sector ni los consumidores.
La nueva Norma de Calidad mantiene muchos aspectos de su predecesora sólo cambia algunos apuntes que tratan de beneficiar a aquellos que se dedican a la producción basada en el ibérico 100% puro, pero ni el mercado ni los profesionales lo avalan, el producto de mayor calidad no es ese, ni tampoco el más demandado.
Desde la Denominación defienden que de todos es sabido que el factor racial es importante, pero el valor añadido lo pone el manejo y la alimentación.
En la misma línea se manifiestan los profesionales, cuando se refieren al producto que demanda el mercado. Y en la misma línea encontramos a los representantes patronales del sector.
En definitiva, la nueva Norma del Ibérico se basa en una mentira, pero además ni clarifica y asume el control del sector, que es lo que se reclama por los profesionales.
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