La mayoría de los niños y niñas de la villa, ya se han incorporado a sus clases y como todos los años, el inicio del curso trae la posibilidad de que se contagien de piojos.

Según los expertos, las niñas son más propensas al contagio, ya que los juegos que practican son de mayor contacto físico. Pero además señalan que no tiene nada que ver la longitud del cabello, ni con la higiene personal.

 

Aunque la salud de los niños no peligra, lo que si conlleva, y ahí es donde realmente está el problema, es un rechazo social ante la creencia de la falta de higiene.

 

El principal síntoma es el picor intenso producido por la reacción del cuerpo a la saliva que inocula el piojo en cada mordisco. No obstante, las lesiones por rascado pueden producir infecciones, lo que haría necesario tratamiento médico.

 

Para erradicarlos, se recomienda buscarlos con el pelo mojado, por ser más fácil su localización, usando una liendrera o peine de púas estrechas con un foco de luz directa, sobre todo en la nuca y detrás de las orejas, poniendo una toalla blanca en los hombros y dividiendo el pelo en secciones. Es aconsejable, hacer un uso correcto de los tratamientos que existen en el mercado, tratando sólo a personas infectadas, mientras que con el resto, no se debe usar más que repelentes.

Los padres no deben bajar la guardia en la higiene de los niños durante todo el curso y vigilar la posible aparición más o menos cada quince días.

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