El primer día de la campaña masiva por «lengua azul» transcurrió con más sombras que luces por la falta de una normativa reguladora de la aplicación de estas dosis a toda la cabaña de vacuno y ovino.
La Junta de Castilla y León, apoyada en el «alto riesgo de contagio» que argumentó el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino para ampliar la vacunación el pasado 3 de septiembre, comenzó ayer a poner las primeras dosis pero se encontró con que no existía aún la Orden. Casi un mes después de que el Gobierno central advirtiera de la necesidad de vacunar más de 20 millones de cabezas de ovino y 6 de bovino hasta finales de octubre, no existe la normativa que especifica la manera de hacerlo o las consecuencias que supone la aplicación de la dosis en cuanto a movimiento de ganado.
Ante esta situación, ayer el movimiento de ganado no experimentó cambios por la vacunación de «lengua azul», aunque los ganaderos sometían a su ganado a este proceso con dudas y también con sorpresa «por las prisas», como reflejaba en un comunicado la asociación «19 de abril». Fuentes de la Junta las justificaron en el aumento del riesgo por la aparición de focos la pasada semana en la propia Castilla y león -con focos en Valle de Mena, Cervera de Pisuerga y Aguilar de Campoo-, Extremadura -donde en lugares como Plasencia se detectaron cuatro focos y otros dos en Jerez de los Caballeros- y también en Asturias.