La nueva normativa obligará a las compañías eléctricas a incluir en el recibo de la luz una etiqueta, que indique el origen de la electricidad vendida al consumidor.
Así figura en una circular de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), publicada la pasada semana en el Boletín Oficial del Estado (BOE), que otorga al usuario el derecho a conocer los aspectos sobre la electricidad que consume.
Las nuevas etiquetas deberán llevar especificado el origen de la electricidad, las emisiones de dióxido de carbono que genera, los residuos radiactivos asociados y su impacto sobre el medio ambiente
Además deberá incluir dos gráficos de barras ordenados de la “A” a la “G”, en los que la primera letra representa el mínimo impacto ambiental y la última el máximo.
El contenido de la etiqueta será estándar para poder comparar entre proveedores y facilitar la elección por parte de los consumidores, con el objetivo de garantizar la veracidad de datos.
Con las nuevas etiquetas, dejarán de existir los kilovatios hora (kWh) genéricos y se distinguirá entre kilovatios verdes, eficientes y convencionales.