Hoy el deporte no puede comenzar de otra forma que felicitando a Vicente del Bosque por su premio FIFA como mejor entrenador del año.
Y dicho esto nos quedamos con el partido del día de Reyes, de la matinal futbolística del pasado domingo. Un partido sin chicha, sin limoná, sin premio, sin regalo y sin ‘na de na’. Porque ni el Guijuelo puso, ni el Marino pudo. Durante 91 de los 94 minutos que duró el partido, si incorporamos los añadidos, no pasó nada. Bueno sí, algún error en la defensa del Guijuelo, alguna falta de entendimiento en la zaga del Marino y aburrimiento, desidia, tedio. Más que un partido parecía un entrenamiento en el regreso de las vacaciones de Navidad, con los polvorones aún en el gaznate, sin digerir. El Guijuelo se dejó llevar y cuando quiso ganar el partido fue tarde porque en los tres minutos del descuento de la segunda parte, quiso, encerró al Marino en su área y dio tres largueros, dos de Manolo y uno de Aspas, que pudieron haberle dado los puntos. Pero, ¿porque no hizo esto mismo antes, muchos antes? En todo caso no lo hizo y el peor equipo que ha pasado por el municipal este año, al menos por lo visto sobre el campo, se llevó un punto y dejó al Guijuelo con 22 en el casillero al finalizar la primera vuelta o dicho de otra forma con la mitad del camino recorrido, mucho que remar para llegar a la orilla y con una falta de gol acuciante, en toda una vuelta los actuales jugadores del Guijuelo han marcado 10 goles en 19 partidos, es decir un gol cada dos partidos.
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