Ha pasado medio siglo desde que se inauguró el pantano de Santa Teresa y en el día de hoy no puede gozar de mejor salud encontrándose al 86% de su capacidad total, la impresión es que coincidiendo con la fecha parece que el pantano quiere lucir de la forma más esplendorosa. Desde la crecida de 1963 una estatua de la Santa, vela por el embalse.
El embalse de Santa Teresa cumple en el día de hoy 50 años, siendo el segundo más grande y a la vez el segundo más antiguo de todos los levantados en la cuenca del Duero. Desde 1960 lleva haciendo la función para la que fue construido regular el cauce del río Tormes, siendo necesarios 385.000 m3 de hormigón para realizar el cuerpo de la presa.
La presa es de las llamadas de gravedad, es decir que soporta la carga con su propio peso, con una altura de 60 metros sobre la cimentación y una longitud superior al medio kilómetro. Está dotada de cinco compuertas capaces de aliviar, en conjunto, 2.050 metros cúbicos por segundo, lo que produce un espectáculo visual las escasas ocasiones en las que se precisa abrir las compuertas simultáneamente. Tiene una capacidad total de 496 hectómetros cúbicos.
En su medio siglo de historia, tan sólo en el año 1963, se llegó al nivel de riesgo producida por una crecida, desde entonces, en uno de los accesos, una escultura de la Santa, con ramos de flores anónimos a sus pies, «protege» este pantano.