Por otro lado, el consumo de fruta aumenta enormemente durante el verano. Aunque los precios finales no hacen justicia a la cantidad percibida en origen.
Los agricultores reciben una cantidad muy inferior a la pagada por los consumidores finales en muchos tipos de fruta. Así lo comunican los sindicatos UCE y UPA en su informe semanal sobre agricultura.
En algunos casos la diferencia es abismal. El consumidor final paga un 875% mas por una sandía de lo que recibe el agricultor. Concretamente la sandía de Alicante, que al estar fuera de temporada puede alcanzar precios realmente desorbitados.
Otros ejemplos son el de la ciruela golden de Valencia que se paga un 750% más cara. El melón y el melocotón rozan diferencias del 500%. Diferencias que se extienden hasta el sector de las verduras y hortalizas. Como la lechuga que se vende al por menor un 700% más cara de lo que se percibe en origen.