Pese las protestas de ganaderos y sindicatos, las ovejas vacunadas contra la enfermedad de la lengua azul siguen muriendo en masa. La Junta sacrificará más de setecientas ovejas en Campillo de Salvatierra y Valdelamatanza.

El ganadero de Campillo de Salvatierra ha tenido que sacrificar sus 370 ovejas que fueron recogidas por un trailer enviado por la Junta de Castilla y León. El ganadero se planteará la posibilidad de abandonar la explotación debido a que ya no posee ninguna cabeza.

Por otro lado Juan Francisco Nieto de la localidad de Valdelamatanza fue el primer ganadero que denunció la situación hace un año, y el pasado miércoles tuvo que sacrificar 363 ovejas y 73 corderos.

Estos dos ganaderos se suman a otros tres ganaderos que se han visto obligados a perder todo su rebaño tras la vacunación, mientras que la Junta sigue afirmando que no se ha demostrado la relación entre la alta mortalidad de ovino y la vacuna contra la lengua azul.

Por otro lado, el presidente de COAG Salamanca, Aurelio Pérez, solicitó ayer a la Diputación provincial la modificación de las normas subsidiarias que se tenía que haber efectuado en 2004 y que aún está pendiente de realización. Estas normas subsidiarias afectan a 264 poblaciones de las 362 que posee la provincia salmantina.

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