Este sábado es el día de todos Los Santos. Los cementerios volverán a engalanarse, pero también es un momento en el que reflexionamos sobre la muerte y sus relaciones sociales. En este sentido también es ahora, especialmente cuando nos damos cuenta de lo caro que resulta morirse.
Por motivo obvios, a nadie, que se sepa, le atrae la idea de morirse, pero algunos se lo pensarán mejor cuando sepan lo caro que cuesta. Por ejemplo, en Salmanca, el gasto mínimo de un funeral es de 4.900 euros, aunque puede superar sin problemas los 14.000, según apunta Tribuna de Salamanca.
Todo depende de lo que cada persona esté dispuesta a abonar. Aunque eso sí, en un año el precio ha subido un 4%, es decir, 200 euros más.
Para reducir gastos hay quien opta por la incineración, cuyo coste ronda los 770 euros, este método sólo lo utiliza el 15% de los salmantinos.
Si a todos estos gastos le sumamos las tasas, 555 para enterrar al fallecido, la inhumación de cadáver que supone un desembolso de 495,99 euros y la estancia en el tanatorio que cuesta 470,64 euros. A lo que habría que sumar los gastos de flores esquelas y oficios religiosos.
Hagan sus cuentas, pero ante lo expuesto, ya tenemos otra excusa para no morirnos, que estamos en crisis.