Acierto y eficacia es lo que le faltó al C.D. Guijuelo en la mañana de ayer ante el Real Valladolid B de Rubén de la Barrera. Los guijuelenses fueron mejores en gran parte del partido, pero no acertaron de cara gol, cosa que los locales si hicieron, cuatro ocasiones, tres goles.
Al conjunto de Fernando Estévez les sorprendió el buen inicio de los locales, ya que a los dos minutos de juego iban a conseguir el primer tanto, buen centro de Carmona y remate de cabeza de Javi Navas que sorprende a Felipe.
Con el paso de los minutos el Guijuelo se iba apoderando del balón y comenzaba a crear ocasiones, pero siempre se encontraba con un acertado Julio. La primera ocasión en el minuto 25 saque de falta botado por Chuchi y Julio que manda el balón a corner. En esa misma jugada los visitantes pudieron hacer el gol del empate. El partido poco a poco se igualaba, y el Promesas en una contra pudo hacer el 2 a 0 al borde del descanso, pero Javi Navas no estuvo afortunado.
En el segundo tiempo, los de Fernando Estévez fueron muy superiores al equipo de Rubén de la Barrera, pero fallaron de cara a gol, en el 51 Jonathan Martín se encuentra de nuevo con Julio, al minuto el guardameta pucelano le saca una gran mano a Pastor y el en 56 Julio salva el empate tras un buen disparo de Chuchi. Cuando parecía que iba a llegar la igualada un saque en largo del portero le llega a las botas de Jorge Hernández que no falla. A falta de un cuarto de hora, el Guijuelo recortaría distancias con el tanto de Lambarri, pero la alegría iba a durar poco tiempo, ya que Jonathan Martín iba a ser expulsado en el minuto 77 y dos minutos después el colegiado andaluz Cadenas de Llano iba a señalar un penalti por manos de Razvan que Brais trasformaría consiguiendo el definitivo 3 a 1.
Con esta derrota, el C.D. Guijuelo se distancia del Ferrol y del Logroñés en cuatro puntos. Los de Estévez continúan quintos con 51 puntos.
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Pues igual que los forofos del Madrid que vivieron la ilusión de lo que pudo ser. Lo que llega a la red es lo que cuenta y no cuentos.
Los deseos personales no son realidades, salvo para los ilusos.