La Seguridad Social cerró el año pasado en números rojos en Castilla y León. Esta situación no se producía desde el los años 90, cuando el Estado tuvo que pedir un crédito bancario para pagar las pensiones.

El pasado año, por primera vez desde 1999, las cuentas de la Seguridad Social cerraron en número rojos, en concreto de 995 millones de euros, el 0,09% del PIB.

Según publica el Norte de Castilla, al cierre de 2011, en España había 17,32 millones de cotizantes en alta laboral, frente a 13 millones de perceptores de prestaciones, pensiones y subsidios de paro, lo que da como resultado una relación de 1 a 0,75, o cuatro trabajadores por cada tres beneficiarios.

En Castilla y León la proporción no alcanza la media nacional, ya que con 908.400 contribuyentes y 771.159 beneficiarios, el resultado es de 1 a 0,84, o seis cotizantes por cada cinco subsidiados. Esta situación se debe en gran parte debido al envejecimiento de la población y a la crisis económica y su impacto en el empleo, que ha supuesto el colectivo de pensionistas y el de parados no pare de crecer en los últimos años.

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