Febrero aunque sea el mes más corto del año ha sido el más intenso en cuanto a precipitaciones y no sólo de este año, sino que ha sido el mes más lluvioso de los últimos 30 años dejando en la provincia salmantina más de 63 milímetros de precipitaciones. Con este caudal de agua caída los embalses han recuperado en poco tiempo, todo el agua que no tenían e incluso han tenido que abrir sus compuertas por la posible llegada de más agua debido a los deshielos y más precipitaciones. En la actualidad el embalse de Santa Teresa se encuentra al 76% de su capacidad.

Para encontrar meses más lluviosos que este último nos tenemos que remontar hasta finales de la década de los 70. Siendo en el año 79, cuando más llovió y en el año 78 cuando se registraron cifras parecidas a las de este año en cuanto a las precipitaciones caídas.

El paisaje que encontramos es de campos inundados y ríos, regatos y arroyos repletos de agua y a punto de desbordarse, este es el resultado de uno de los meses más lluviosos de los últimos treinta años.

Ha sido tal la cantidad de agua caída en febrero que los pantanos han tenido que desembalsar una cantidad de agua importante, tanto que el río Tormes en algunos momentos alcanzó el nivel de alerta por el caudal de agua que trasportaba. Actualmente, según datos de la Confederación Hidrográfica del Duero, Santa Teresa está al 76 por ciento, con 378 hectómetros cúbicos sobre una capacidad total de 496, cuando el año pasado estaba a 335 y la media de la última década son 344. El pantano está desembalsando 158 metros cúbicos diarios, de momento muy por debajo de los 500 que es lo máximo que puede desembalsar en un día. Esto ha provocado que el nivel del pantano haya bajado en la última semana 23 hectómetros cúbicos.

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