Agustín Benito, ganadero de ovino de Campillo de Salvatierra, denunció ayer la muerte de 110 ovejas de su explotación en poco más de dos meses después de haber vacunado contra la «lengua azul».

En declaraciones a La Gaceta de Salamanca. Agustín Benito aseguró que «todo viene desde la vacuna del serotipo 8, que se puso entre el 15 y el 16 de noviembre del año pasado». Las ovejas comenzaron a morir a principios de diciembre. El camión de los animales muertos llegó ayer para recoger 14 ovejas, que sumadas a las anteriores, llegan a las 110. Ahora, le quedan 450 cabezas.

El problema no se centra sólo en la muerte de las ovejas, sino también en la de los corderos. De los que nacen, sólo le quedan vivos un 10 por ciento.

Ante este problema, La Junta de Castilla y León proseguirá con la vacunación de la «lengua azul» en Salamanca a pesar de que los expertos barajan que las bajas de ganado se deban a que estas dosis hayan potenciado enfermedades crónicas en el ganado, en un bajo porcentaje de explotaciones pero de casi todo el territorio nacional.

En Salamanca, 70 explotaciones han denunciado bajas de ganado, de ellas 14 son de reses mansas, 33 de lidia y 23 de ovino. Los propietarios de tres de ellas han perdido todo su ganado y las bajas, sólo en ganado vacuno, superan las 500 reses.

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